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CORA Bistro es una obra de amor por la comida y su relación con la tierra. Sublimes tratamientos adecuados a la temporada tanto como el entorno producen un menú delicioso que abre la imaginación junto con abrir el paladar.
Hola Hice una reserva para este jueves 17 a ls 21 hrs para 2 personas, necesito modificarlo para 4 y no me lo autoriza por la web, será posible? Muchas gracias
La primera vez fue una experiencia maravillosa. Ese almuerzo fue perfecto: un aperitivo de merluza que se deshacía en la boca como mantequilla, con toques sutiles a nuez que despertaban curiosidad y hacían un puente elegante hacia el malbec de cola larga que acompañaría mi corazón de vaca, increíblemente tierno y con sabores otoñales. El servicio fue un poco lento, pero Maca, la mesera, estaba a cargo de todas las mesas sola, y el lugar se llenó, así que era entendible. Quedamos tan encantados que reservamos para cenar el sábado siguiente… y la cosa fue muy distinta. Había dos meseros algo distraídos, pasaban tiempo en sus teléfonos y hablando entre ellos, evitando contacto visual con los clientes, así que el servicio fue realmente lento. El menú estaba identico, y ahí empezaron las alertas. Quizás este no es un lugar dirigido por gente que ame la comida. Tal vez copiaron una fórmula y la repiten como si fuera un casino de mala muerte. El servicio, digámoslo así, no se alineaba con los precios. Tras una espera eterna, llegaron las entradas… y estaban ridículos de salados los dos platos. Decidimos pasar por alto el problema y esperar los platos de fondo. Demoraron mucho más que antes, y cuando por fín llegaron, Catalina, la mesera, dejó los platos y salió corriendo. Tuve que esperar varios minutos para poder llamar su atención y pedir una copa de vino. Se notaba molesta, y tardó como 10 minutos en traérmela. La botella estaba literalmente a dos metros de mí, podría haber servido el vino al instante, pero en vez de eso, dejó claro lo inconveniente que le resultaba mi pedido, se tomó su tiempo, mandó unos mensajitos entre irse de la mesa y volver con el vino, y hasta se dio el tiempo de conversar con el otro mesero. Finalmente probé el mismo plato que la vez anterior… y estaba tan salado que era casi incomestible. Mi teoría: algún cocinero nocturno, poco comprometido con la comida y, probablemente, borracho. La comida fue mala, el servicio de modales mediocres, y el precio, exorbitante, más de 100 lucas sin postre. Una lección cara, y un error que no volveremos a cometer.